jueves, 20 de junio de 2013
domingo, 16 de junio de 2013
La Bandera Católica
“La Bandera Católica”
Periódico semanal destinado a pregonar los ideales de un grupo de
hombres ilustrados y en especial para difundir los principios del
catolicismo, apareció “La Bandera Católica”, teniendo principal gestor
al presbítero doctor José Genaro Carranza. Acerca de él podemos anotar
haber nacido el 17 de noviembre de 1809 en Tulumba y estudiado en el
Colegio de Nuestra Señora de Monserrat, pasando a la Universidad. El 5
de noviembre de 1829 solicitó al Obispo de esta diócesis recibir las
sagradas órdenes. Siguió así hasta el año 1832, cuando se hicieron las
proclamas correspondientes, recibiendo las Ordenes Mayores. (Hicieron
circunstanciadas biografías de este personaje en diversas publicaciones
los autores J. Pedro Grenón, en 1938; Samuel Angel Carranza, en 1940;
Enrique Udaondo, en 1938, etcétera).
La primera actuación pública del doctor José Genaro Carranza fue
durante el gobierno de los Reynafé y su vida no estuvo exenta de
inquietudes políticas; en la década de 1840 se desempeñó como cura y
vicario de los Anejos, con sede en la población de Alta Gracia, pasando
después a la Iglesia Catedral de Córdoba. Producida la revolución del 27
de abril de 1852 fue designado Ministro Plenipotenciario de Córdoba a
la reunión de gobernadores, presidida por el general Urquiza en San
Nicolás de los Arroyos. Demorada su partida y sin saber lo que había
acontecido en aquella población, Carranza se puso en camino el 4 de
junio, pero durante su viaje se enteró haberse ya firmado el Acuerdo.
Siguió su andar hasta Buenos Aires, donde el 1 de julio de 1852, junto
con los delegados de Salta y Jujuy, refrendó el complemento de aquel
documento del Acuerdo. Más tarde, como veremos, dedicó sus energías al
periodismo y luego a sus menesteres religiosos, muriendo el 22 de enero
de 1861 cuando era Arcipreste del Cabildo Eclesiástico de la Catedral
cordobesa.
Debemos ahora dirigir la evocación a “La Bandera Católica”, aparecida
el jueves 8 de mayo de 1856 por la imprenta “Tres de Febrero”, entonces
dirigida por don José María Arzac. Justificó su presentación diciendo:
“En un país que sufrió largo tiempo las conmociones de la guerra civil y
que aun después de la tormenta, yace aterrado a la vista de sus
desastres y desconfiado de su porvenir, la aparición de un periódico
religioso es, sin duda, el signo más inequívoco de hallarse conjurado el
espíritu de anarquía y de que suceden la paz, la ventura y la
prosperidad a los años aciagos de llanto y de miseria”. Continuando con
la fijación de dicho propósito, advertía que “se concibe entonces que no
siendo un pueblo religioso, no goza de libertad y supuesto a la pérdida
de la libertad sigue el desorden que engendra la tiranía, fuera
imposible que en época de la tiranía tuvieran acogida las doctrinas
saludables y verdaderamente liberales de la prensa religiosa”.
Meses después de haberse iniciado la publicación de la hoja “La
Bandera Católica”, que era semanal, donde se registran noticias de
aquella actualidad, y en especial las atinentes a la actividad católica
de Córdoba, el doctor José Genaro Carranza debió alejarse de su
dirección. En el número del 7 de noviembre de 1856 anunciaba que su
médico habíale aconsejado y hasta ordenado la “cesación absoluta de toda
ocupación que pueda afectar el sistema nervioso y la variación de
temperamentos”.
Ante aquella situación, Carranza anunció que se hacía cargo de la
tarea periodística un núcleo formado por fray Olegario Correa,
presbítero José Domingo Ardiles, los doctores José Saturnino Allende,
Emiliano Clara, Uladislao Castellanos, Emiliano Cabanillas, teniendo
también como colaboradores a los doctores Facundo Zuviría y Eduardo
Ramírez de Arellano y varios más. Aquello había sido un inconveniente,
aunque en las reuniones efectuadas al alejarse el presbítero Carranza
todos prometieron amplia cooperación, pero el declinar fue visible. “La
Bandera Católica” estaba en trance de desaparecer. Pocos son los autores
que indican la fecha en que aquello se produjo, pero si nos atenemos a
lo subrayado por el presbítero Grenón, ocurrió el 25 de diciembre de
1858, sin duda alguna haciendo alusión a la fiesta navideña…
El público adherido al catolicismo quedó un tanto apenado y no pocos
dijeron que de haber sabido a tiempo lo que le estaba ocurriendo a “La
Bandera Católica”, se habrían arrimado para sostenerla, pero ya era
tarde. Aquel desenlace, cuando se lo contaron al doctor Carranza, y sin
duda no con todos los detalles, habrá experimentado una tremenda pena,
pero él nada podía hacer.
En un vecindario relativamente pequeño como era el de Córdoba en
aquel entonces, se habían conocido en las tertulias todos los detalles
de la caída de “La Bandera Católica” y no habrá faltado el dispuesto a
hacer alguna broma de mal gusto. Porque mientras se lamentaba todo el
núcleo que había sido colaborador, otros espiaban el momento para decir
alguna palabreja malsonante. Téngase en cuenta que aún seguía
apareciendo “El Imparcial” y que, además, estaban los que daban su apoyo
a “La Matraca” y “La Linterna”, este último periódico especialmente
“crítico, satírico, literario y de costumbres” y que tenía apoyo de “El
Imparcial”. Mucho podríamos agregar de ambas hojas, pero preferimos
poner punto final al decir de “La Literna” que “deseosos de encontrar la
verdad y presentarla al público en su verdadero esplendor, nos hemos
visto en la necesidad de acudir a la “linterna” de Diógenes, persuadidos
de encontrarla por ese medio… Y mientras unos estaban apenados, otros
se sonreían muchas veces a escondidas…
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